Luisa Rojo Gayán
Fotografía
La exposición El Beso tuvo lugar en:
«¡Arriba los corazones! ¿Para qué reflexionar sobre las propias desgracias?
No sirve más que para acrecentarlas.»
Matisse
«
Si tuviese que resaltar una característica de Luisa Rojo implícita en toda su producción no dudaría en resaltar la desdramatización que impregna a todos sus trabajos eliminando cualquier contenido que produzca en el espectador sentimientos no deseados o temidos, Luisa nunca nos ha golpeado. Su vida, como la de todos, ha pasado por momentos difíciles pero ni en los de mayor debilidad cuando a veces el arte nos sirve para descarga de la amargura que llevamos dentro, ella nunca se ha permitido este gesto, de egoísmo, por el cual nos hubiera trasladado sus fantasmas y ésto nunca ha sido así no por un ejercicio de disciplina sino como algo que brotaba de ella inconscientemente y lo que nos ha ofrecido a lo largo de todos estos años ha sido siempre su gran generosidad y una especie de alegría de vivir matissima que aún nos permite ver este viejo mundo como un lugar habitable, ella cree que todavía no es tarde para reconstruirlo en el orden y el misterio.
Cuando recuerdo trabajos anteriores de Luisa Rojo me vienen a la memoria aquellos lujosos residuos industruales que eran sus primeras cerámicas, o las ranas de las fuentes de La Granja metamorfoseadas en imágenes mitológicas y ancestrales o aquellos inolvidables nocturnos sevillanos donde la ciudad aparecía desbordante de enigmas. Siempre y en cada una de las obras hace que el objeto representado se convierta en algo diferente a la realidad visible creando imágenes de cómo deberían ser las cosas.
La serie de fotografías que componen el presente trabajo se agrupan bajo el título de "Los Besos", Luisa Rojo desarrolla su idea a partis de unas cuantas imágenes obtenidas de la fragmentación anatómica de la cabeza humana para mostras exclusivamente aquello que le interesa, en este caso, las bocas de los enamorados en el momento de la unión física de los cuerpos. Estas imágenes procesadas y posteriormente distorsionadas mecánicamente a través de ampliaciones y colores artificiales obtenidos en el laboratorio, producen una disgregación de la nitidez del contorno del objeto rico en sugerencias determinadas por el movimiento y la apariencia de materia, desvinculándose el trabajo de la ortodoxía puramente fotográfica para constituirse en un lengiuaje multicisplinar aunque el soporte sea estrictamente fotográfico-
Los Besos de Luisa Rojo no pertenecen a esta realidad ni responden a deseos inconfesables y esas bocas podrían no constituir parte de la naturaleza humana, ella los ha transformado en imágenes soñadas que como los besos escritos de Kafka, "no llegan a su destino porque se los beben los fantasmas por el camino" y aquí, la distancia que los separan del espectador hace que no puedan terminar en nuestra piel sino permanecer como aquellos besos escondidos que sin duda tantas veces nos hubiese gustado entregar.»
Pablo Marquez